Aquí, en el casco histórico, es donde comenzó todo. En este ámbito empezó a fraguarse hace un millar de años la Alcalá de Guadaíra en la que hoy vivimos. Entre vías estrechas, vericuetos y fachadas con balcones a la calle a modo de invitación siempre a un mañana mejor.
Desde antaño el casco histórico alcalareño ha sido lugar de socialización y referencia, el escenario para nuestras tradiciones más arraigadas, el sitio de nuestro recreo o donde realizar las compras.
Su fisonomía es la propia de una trama antigua, marcada por el Castillo y el río Guadaíra, símbolos de la identidad local que configuran el atractivo espacio urbano-natural en el que se inscribe el centro alcalareño.
El río, a los pies del complejo fortificado, define y se integra en un paisaje único dentro del área metropolitana, dado que junto a su entorno urbano de alto valor patrimonial, se conserva un relevante espacio natural, con restos de bosque original y abundante y diversa avifauna. Pongamos también de relieve los elementos indispensables de nuestro paisaje urbano como son los molinos harineros y azudes, que fueron históricamente base de la producción de Alcalá.
Urban Alcalá recoge y ensalza esta riqueza ancestral y propone una mirada al frente. Porque no se trataba sólo de crecer, podemos echar la vista atrás para encarar un futuro en el que nuestro centro histórico vuelva al lugar que se merece, por su embrujo, la calidad de sus gentes y porque así lo quiere una ciudad cuando se toca el corazón.