La reforma de la antigua Iglesia de San Miguel está prácticamente concluida. El alcalde Antonio Gutiérrez Limones ha comprobado el curso de los últimos trabajos para la recuperación de un edificio que fue construido en el siglo XIV en el arrabal del Castillo de Alcalá, y que se convertirá en un centro socio cultural para el fomento de la cultura y el asociacionismo.
El regidor alcalareño ha quedado gratamente sorprendido con la fase final del proyecto llevado a cabo por el Ayuntamiento en el marco del Plan Urban, cofinanciado con fondos FEDER de la Unión Europea. Sobre el antiguo templo, que llegó a servir de refugio y almacén a las tropas napoleónicas durante la invasión francesa del XIX, se han llevado a cabo trabajos de consolidación y restauración con una inversión superior a los 750.000 euros. La intervención se ha centrado en el refuerzo y saneamiento de la techumbre y paredes, revestimientos y acometidas, accesos y ventanas, así como la consolidación de aquellos elementos ornamentales de la construcción, de la que algunos especialistas apuntan que fue levantada sobre el solar de la mezquita del Arrabal islámico.
Además, para la realización de la obra se han contratado a vecinos residentes en la zona Urban que han trabajado tanto en la restauración de la antigua iglesia como en las labores de reurbanización de la Avda. del Águila, arteria que vertebra el barrio y supone el acceso principal al Recinto Fortificado y el Santuario del Águila.
El Plan Urban considera la antigua iglesia clave en el programa de rehabilitación y puesta en valor del territorio. Está situado en los aledaños del Castillo de Alcalá de Guadaíra, en avenida del Águila que da acceso al recinto fortificado. Salvo la fachada principal, la parte visible de la antigua iglesia es una reconstrucción completa realizada durante el siglo XX.
El edificio se construyó de nueva planta a finales del siglo XIV y principios del XV, siguiendo el estilo arquitectónico mudéjar característico de la época. Por tanto, es un edificio que combina elementos arquitectónicos propios del gótico y otros correspondientes a la tradición almohade.
El crecimiento del pueblo hacia el área opuesta al barrio de San Miguel motivó el progresivo abandono de este templo, que ya en el XVI era una realidad. El siglo XIX trajo nefastas consecuencias para su estructura, ya que fue utilizado como almacén y cuartel por las tropas napoleónicas durante la invasión francesa. Este hecho motivó la destrucción de casi la totalidad de la iglesia, quedando tan sólo restos de los paramentos, las portadas y la capilla de San Bartolomé.
A mediados del siglo XX un movimiento popular propició su recuperación, reconstruyéndose el templo con materiales contemporáneos como ladrillos y hormigón usado en la techumbre. El edificio es de propiedad municipal desde que se permutara con el Arzobispado de Sevilla por unos terrenos en el barrio del Campo de las Beatas en los que se construyó la parroquia de Santa María y San Miguel.
Esta actuación, unida a las obras de reurbanización de la calle San Fernando y Avda. del Águila así como la recuperación del Arco de San Miguel, permite crear un eje central de accesibilidad al barrio que lo hace más permeable y atractivo para visitantes y residentes.